donde solías llevarme a ver atardeceres,
entre copas de más.
Pudo ser que en un día nublado
no conseguimos ver todo aquello
a lo que estábamos acostumbrados.
Pero no lo fue.
La única niebla que recuerdo
apareció cierto día trece entre nosotros,
y eso que yo, puedo ser de todo
menos supersticiosa.
La lluvia es un acto reflejo
de cada gota de sudor
que desperdiciamos en discutir,
cuando en realidad
solo necesitábamos amarnos.
Pudo ser, que alguno de los dos
se cansó de compartir labios,
de compartir besos con bocas ajenas,
con salivas agridulces
y con mucha falta de magia.
Susurraría mil veces
que el amor es aquello
que sientes que sin ser tuyo
jamás podrías dejarlo ir.
Pero también gritaría,
también te gritaría,
que el odio es aquello
que uno logra conseguir
a base de dolor,
y amor caducado.