lunes, 26 de mayo de 2014


Puedo ponerme ñoña 
después de estar dos horas escuchando poesía y decirte 
que estarías mucho más guapo aquí, 
en mi cama.

Que en el juego corazón - razón hace tiempo 
que el que late a mi izquierda salió perdiendo. 

Y lo sabes.

Mi madre me dijo hace poco 
que tengo la fea costumbre 
de ponerme demasiado guapa cuando estoy demasiado triste. 

Y eso es algo que también sabes.

Yo que te he decorado las sábanas de rímel una y otra vez 
por las lágrimas 
de después de. 

Así que tal vez tenga razón 
con eso de que cuando todo se vuelve gris 
tengo la irremediable necesidad 
de que cualquiera 
se acerque a decirme que estos ojos 
no están hechos para bañarse en tristeza. 

No sé en que momento 
decidí que las historias sin historia 
son mis preferidas

Soy de las que nunca aprenden de los errores 
y odian que les recuerden,
que una vez se equivocaron por seguir queriendo besar bocas que sólo les traían problemas,
que ellos no saben que me la sudan los problemas 
si esta cabeza fría puede seguir sintiendo fuego cada vez que la rozan. 

Vale, reconozco que en esto de sentir no hay quién me gane.

Reconozco que he buscado otros lugares
para olvidar un amor 
que nunca lo fue 
y que en algún punto,
lo conseguí. 

Que a cabezota tampoco me gana nadie

Soy consciente de que este adiós podría durar toda una vida, 
y qué bonito sería 
si no fuera porque cuando dije adiós 
lo dije sabiendo 
que a esta despedida invitaba yo. 

El olvido, 
lamentablemente, 
no está incluido.