lunes, 30 de septiembre de 2013

We jumped, never asking why.

Lo jodido de pensarte es sentirte. 
Sentir la soledad y las putadas.

Querer es bonito cuando no duele,
cuando no sabes que lo haces. 

Cuando queriendo dejar de hacerlo 
se te anudan las mariposas, 
y la cabeza empieza a dar mil vueltas,
empieza a ser un martirio,
no amor. 


Dejé de sentir el día 
que no escuchaba tu voz (ni me la imaginaba), 
cuando dejaste de aparecer (también en sueños). 
Dejé de sentir en todos los aspectos posibles, 
por si te preguntas la frialdad repentina. 

Cuando te la juegan una vez, 
tú no te la juegas una segunda. 

Aún así mírame, 
sigo intentando ser (a veces)
eso que esperas, 
aún sabiendo 
que soy mucho más. 


Lo bueno de conocer 
a alguien tan bien, 
de tenerte tan calado,
es que cazo mentiras 
(y no mariposas)
hasta antes de que las sueltes.


Cuando alguien es tu debilidad
lo peor que puedes hacer
es dejarle conocer
al resto de ellas. 


sábado, 21 de septiembre de 2013

Distancia de seguridad.

El verano había pasado 
con su característica rapidez 
y dejándome muy mal sabor de boca.

La sangre alterada de la primavera 
había llegado hasta él para todos,
menos para mí.

A mí, me recorría 
un frío infernal por las venas. 
Más característico 
de mi querido otoño.

Que esperáis encontrar en mí...
No lo haréis. 

Mi diablo interior, 
cada día más externo.

Mi coraza, 
cada vez más fuerte.

No me voy a justificar, 
ni a decir que cambiaré,
porque no lo creo. 

No me pidáis que sea clara, 
porque no me gusta serlo. 

Con lo bonito que es descubrir a alguien. 

Por las cosas fáciles 
se pierde el interés.

No sé si alguna vez de verdad 
me descubriste, o no.

Solo sé que ahora ya,
no quiero ser descubierta.



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lo que nunca y siempre aprendí, hoy se vuelve contra mí.

Recuerdo que, no hace mucho tiempo
solías pasar horas contando(me) lunares.

Conozco tu vicio por aquellos 
que se pierden por mi pecho.
Y sé, que te gusta besar 
a los que se esconden 
cerca de mi ombligo.

Hace tres meses, veinte días, 
y ocho horas, que no los cuentas.

Yo, intentado encontrar tu voz
en las cuerdas de la guitarra, 
acabé perdiéndome más.

Ahorcarme entre las cuerdas de ella
es más bonito que hacerlo entre tus mentiras.

Dicen, que no hay mejor sonrisa
que aquella que sale mientras besas.

Duro es perder, pero
más duro es ganar
y no saber el qué.







martes, 10 de septiembre de 2013

Que mi bandera de pirata puede esperar para ondear, que tu tesoro no lo tengo que robar.

Supe que algo estaba cambiando,
me empezó a atraer más el otoño
que la primavera.

Prefería ver las hojas caer
y el rugido que emitían al ser pisadas, 
que el ver florecer.

Quizá, me di cuenta,
empezaban a gustarme más los finales
que los comienzos.

La seguridad, pensé. 

Los finales son precisos,
los comienzos precisan sonrisas.

Y de esas, 
últimamente,
sabía muy poco. 




 




Las cuatro patas de mi cama pueden llegar a soportar toneladas de bipolaridad. Sabemos que mueres de ganas de que acorrale con los dientes los salientes de tus caderas. 
Y me suplicas que lo apague, que no son horas de fumar en la cama, en la misma cama en que también me confesaste que tienes miedo de las luces y de que te deje caer, de que me empieces a querer.