miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lo que nunca y siempre aprendí, hoy se vuelve contra mí.

Recuerdo que, no hace mucho tiempo
solías pasar horas contando(me) lunares.

Conozco tu vicio por aquellos 
que se pierden por mi pecho.
Y sé, que te gusta besar 
a los que se esconden 
cerca de mi ombligo.

Hace tres meses, veinte días, 
y ocho horas, que no los cuentas.

Yo, intentado encontrar tu voz
en las cuerdas de la guitarra, 
acabé perdiéndome más.

Ahorcarme entre las cuerdas de ella
es más bonito que hacerlo entre tus mentiras.

Dicen, que no hay mejor sonrisa
que aquella que sale mientras besas.

Duro es perder, pero
más duro es ganar
y no saber el qué.







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