domingo, 1 de junio de 2014

Vuelvo a las andadas.

He visto como te desarmabas ante mis ojos 
y yo me dejaba liar. 

Mentiría si no dijera
que dejarme llevar ha sido siempre
mi peor vicio. 

Que siempre me ha gustado eso de jugar con fuego, 
mientras el cigarro se consume 
y nosotros caemos a la par que la ceniza. 

Conocías todas mis facetas, 
todos y cada uno de mis puntos fuertes 
y mucho más todas aquellas debilidades 
que te hicieron cantar victoria 
cuando dejabas que me escurriese entre tus dedos 
para después, pegarme el hostiazo.

Mea culpa.

Qué bien me sienta volverme gata callejera
y que no seas capaz de reconocerme.

No voy a arrepentirme de mi maldad,
de ser un poco puta 
cuando no quiero dejarme leer
(ni siquiera entre líneas).

Ha llegado el momento 
de poner las cartas sobre la mesa.

Va a ser verdad eso 
de que no hay mayores desconocidos 
que aquellos que una vez
se conocieron demasiado bien. 

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