Entonces te das cuenta que las casualidades existen, y que si deseas algo con todas tus fuerzas se cumple. Que cuando menos te lo esperes volverá a aparecer por tu memoria, pero lo peor... Volverá a ser el único habitante de tu corazón. Y ya sabes, como todas las drogas él no es más que una adicción. Y te tomarás todo en serio otra vez, como siempre. Ya sabes que la ostia la tienes asegurada pero intentas que no sea así esta vez.
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