jueves, 25 de octubre de 2012

Que grande me sentía teniéndote conmigo.

Fuerzas, ¿qué es eso? Ya no quedan. Las fuerzas eran las que me impulsaban a luchar por ti, a llegar tarde a clase todos los días por ver tu carita de sobado. Eran las que hacían que me tragara el puto orgullo y fuera tan solo tu chica de entre-semana. Eran las que soportaban estar horas y horas hablando el domingo de lo bien que te lo habías pasado con otras la noche del sábado. Son las que me impulsaron a perdonarte ese 1 de enero, porque sin ti no podía seguir adelante. Son los cuatro días que aguanté sin verte al llegar a Madrid. Son las ganas de matar a cada persona que se acercara a ti por puto interés, a todas esas personas que te hicieran daño, incluida yo. Son las ganas de besarte el lunes, el martes, el miércoles, el jueves; pero sobre todo el viernes, el sábado y el domingo. Son las que me hacen escribir cartas que luego no soy capaz de enviarte. Son las que me hacen quererte cada día un poco más. Pero como ya te he dicho, esas fuerzas ya no están. Se han ido esfumando con cada insulto, con cada 'no quiero volver a saber nada de ti', con tus 'ojala te quedes más sola que nadie'. Las fuerzas se fueron el día que me miraste con desprecio, con ese odio que solo llega cuando el amor se ha ido, o había vuelto. Porque lo peor del amor es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le quedan dos puntos suspensivos. 

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