domingo, 21 de octubre de 2012

Recordé sin querer como era el tacto de tu piel, y sin duda aún te llevo en vena.

No recuerdo que sentí de verdad por última vez, cual fue el último abrazo, o en que beso volví a enamorarme de ti. No sé en que suspiro sentí que te querría para siempre o en que mirada decidí que no quería perderme en otros ojos. No sirve de nada pedir perdón cuando el corazón ha sido invadido por el orgullo, o cuando es demasiado tarde. No tengo remedio, cada domingo te echaré de menos sin poder ocultarlo, como lo hago el resto de la semana. Te siento tan lejos aún estando tan dentro de mí. Nunca pensé que querría olvidarte, nunca pensé que querría tirar la toalla. Pero, ¿de qué sirve que te diga que te quiero? ¿que intente lo imposible por tenerte una vez más? 
Mañana volverá a ser otro día de mierda, no sabremos querernos, aunque lo hagamos con más fuerza que nadie. No podemos prometernos el cielo si ni siquiera tenemos un puesto asegurado aquí abajo. 'Para mí, tú' eso no se borra, está grabado a fuego en el único sitio donde el orgullo no entra en mí, donde los problemas hacen daño y el amor juega a sus anchas, a la izquierda de mi pecho. Pero, ¿'el, para ti, yo'? ¿qué ha sido de él? Hacía tiempo que no sabía nada. Hacía tiempo que me sentía sola, aunque aún pudiera rozar tu labios.
Perdona que te haya escrito otra vez, lo había vuelto a prometer. Pero ya sabes, soy la mala, la que miente y la que hace daño. Lo siento. Te quise, te quiero y te querré. Has sido Mi Persona, esa que permanecerá siempre en mí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario