miércoles, 10 de abril de 2013

Adoro ser un fallo, un problema, una debilidad. Un precioso error de la naturaleza. 

Adoro gritar, llorar y llamarte gilipollas mientras me muero por comerte la boca. 

Adoro reír aunque te joda, suspirar cuando pasas cerca y bailar hasta las tantas con un par de amigos y varias copas de más.

Adoro sentirme libre y a la vez protegida. 

Increíble es el roce de manos, el cruce de miradas, perderse entre sonrisas.

Increíble es el viento empujándome hacia ti o la lluvia pidiéndonos refugio en mi cama. 

Increíbles son las imperfecciones, eso que nos hace diferentes. 

La mala hostia, el buen humor, las caricias, los gestos.


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