Adoro ser un fallo, un problema, una debilidad. Un precioso error de la naturaleza.
Adoro gritar, llorar y llamarte gilipollas mientras me muero por comerte la boca.
Adoro reír aunque te joda, suspirar cuando pasas cerca y bailar hasta las tantas con un par de amigos y varias copas de más.
Adoro sentirme libre y a la vez protegida.
Increíble es el roce de manos, el cruce de miradas, perderse entre sonrisas.
Increíble es el viento empujándome hacia ti o la lluvia pidiéndonos refugio en mi cama.
Increíbles son las imperfecciones, eso que nos hace diferentes.
La mala hostia, el buen humor, las caricias, los gestos.
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