Perdóname, por prometerte cosas que no iba a poder cumplir.
Prometí estar bien, y dejar de llorar, por ti, por cada noche que has pasado aguantando mis malos ratos.
Lo siento, pero no soy capaz de cambiar. Sabes que soy impulsiva y que caigo en las dos primeras palabras bonitas. Sabes que he confiado en gente que me ha fallado a los dos minutos y que como una tonta sigo ahí para ellos.
No recuerdo el día que te conocí, pero sí cada momento en el que has estado a mi lado, y las veces que fallándome a mí misma te he fallado a ti.
Lo que darían muchos por tener a alguien como tú en su vida.
He vuelto a Madrid y todo se ha vuelto turbio.
He tomado la decisión más jodida sin tu ayuda y sé que estarás orgullosa de ello. Aunque esta vez no te prometo que vaya a estar (salir) bien.
Voy a dejar de no dormir, para que no vuelvas a repetirme que no se puede ir por la vida sin fuerzas y con ojeras hasta los pies.
Gracias por haberme abierto los ojos siempre, gracias por los helados a las tantas, por confiarme lo más importante y bonito de tu vida y dejarme ser parte de él.
El tiempo todo lo cura y me curaré, y eso sí que te lo prometo, porque sé, que pase lo que pase te tengo a mi lado, aunque aún nos separen tantos kilómetros.
Prometer es mentir al destino.
ResponderEliminar