martes, 10 de diciembre de 2013

Balas

Te busqué más allá de las noches de alcohol y porros. 
Tuve tres millones de oportunidades de quererte con todas mis fuerzas y lo hice en cada una de ellas aún sabiendo que tú, tan solo querías parte de mí. 
Yo estaba entera, hasta el día que decidiste que el amor no merecía la pena y que yo, tan solo era una soñadora más, una enamorada de la vida y la poesía que daría lo que fuese por tener la más remota sensación de magia. 
Todavía sigo pensando en tus manos, recorriendo cada milímetro de mi piel. Y en tu voz, perdiendo segundo a segundo el sentido. 
Conocías cada uno de mis movimientos, de mis susurros y mis gritos, de mis risas y mis llantos. Me conocías tanto que no tenías ni el más mínimo miedo de reconocer que lo hacías mejor que nadie. Y aunque no te imaginas cuanto duele reconocerlo, cada día me calabas más y más. Y es que mientras que tú me ibas ganando yo me iba perdiendo lentamente. 
No sé decirte si lo que siento es vacío o ganas de ti. Si el amor es una trampa en la que caí rendida y jamás supe levantarme. Si algún día recuperaré esas ganas de sentir por alguien lo que fui capaz de sentir por ti. 
Porque tengo los cojones de no mirarte por no tenerlos de perderme de nuevo en tus ojos. 

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