domingo, 5 de junio de 2011

Lost-

Zigzagueo entre el signo de interrogación que la prolongación de tus piernas deja en las huellas de aire que se alejan tras de ti. Entre este Madrid ovalado y convexo que se filtra por el ojo de los peces de los charcos que la dibujan imperfecta. Lejos de ti, como todas las ciudades, ésta también suena triste. No hay mucho que se pueda decir al respecto, aunque se deba. Por aquí todo sigue de madrugada, con las calles vacías y princesas en minifalda mascando chicle. Cortado de raíz pero no de tumba, creciendo como los hierbajos de las eras abandonadas, saltando de un tiempo a otro solo en función de la disco de moda de esta noche. Miro la onda expansiva de tus caderas moverse por cada uno de mis sentimientos y el parentesis con que rodeas la realidad que te rodea, ese círculo inmaterial de circunstancias que juega a las casualidades como quien guiña un ojo: partiendo en dos todo lo que tengas a la vista. Es cierto que está lo otro que no se dice haciendo de secretismo y obviedades y poniéndoles la tilde a cada una de mis faltas de ortografía. Te quedas callada, miras al cielo, y todo parece una continuación de tus ojos. Incluido yo, o mejor dicho: sobretodo. El universo en ebullición diciéndome adiós, llego tarde a clase o no te quemes en el trabajo. Y tu cuerpo en el ritual de la insinuación por encima de la belleza, la última mirada en vagones contrarios y todos esos extraños que de pronto vuelven a aparecer en mi vida. El mismo billete, distintos destinos. Metáforas urbanas, o qué sé yo. Quizá, que el futuro es un alma cargada de poesía.

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